Los que más
disfrutan de la Navidad
son los niños y los que tienen un alma de niño.
Los invito
a recibir al Niño como un niño.
Seamos curiosos,
y no repetitivos. Esta Navidad puede ser nueva, si descubrimos al
Niño que
nace a Jesús.
Hay muchas
invitaciones en la Navidad.
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La
primera es el SILENCIO. Aunque parezca raro, con tanto barullo, con cohetes y
fiestas. Es imprescindible tener algunos ratos ¿horas? de silencio.  El que lo busca lo encuentra.
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Mirar
en silencio todos los dones que recibimos de los demás. Agradecer aunque sea
interiormente todo lo posible. ¡quedaremos admirados y se nos ensanchará el
corazón!
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Agradecernos
a nosotros mismos el bien que hayamos podido hacer.  Estar contentos con el bien que hay en
nosotros.
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Pedir
perdón y perdonar, a los demás y a nosotros mismos. 

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Al
principio o al final, o en el medio, recibir a Jesús. Es increíble que
celebremos su nacimiento y no lo atendamos a él. Él es el don mayor de todos… y
todo nos  viene por él.





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Prestar
atención a lo que Jesús, con su venida, quiere darnos. Quizás es algo a lo que
no le prestamos atención. Quizás no es nuestro mayor interés. Pero es el regalo
que él nos quiere dar, tratemos de descubrirlo: Jesús, ¿qué quieres regalarme? Y,
por ello, cómo recibo tu regalo.
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En
Jesús, Dios nos da su máximo regalo: este mi Hijo, el amado, ¡escúchenlo!
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Sería
bueno algo de todo esto. Un poquito, lo cuentes a tu familia. Encontrar también
silencio para hablar de lo que más importa… por cierto, sin la televisión.
Dos últimas:
1)      Reza en familia en Navidad. Si tú no
sabes, o si tú no quieres, o si no crees, invita a alguno a que rece.  Sea leyendo Ev. de San Lucas cap. 2, v. 1-20  (en el 
medio está: “Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron
los días del alumbramiento,  y (María)
dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un
pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento”.
Si alguno lo sabe,
agregue un Padrenuestro y un Avemaría.
2)      Si están bautizados… vayan a
celebrar la Navidad en la Santa Misa. ¡obvio! como dicen los chicos.  Si Jesús allí se hace realmente presente, en
la palabra y en su cuerpo y sangre. ¡Obvio! Si cada Misa es Navidad.
¡Feliz, silenciosa, y regalada Navidad!
como un niño contento y agradecido, con un Niño contento y bueno.