El Domingo I de Adviento, que abre todo el año, está tomado del salmo 24 (25). Téngase en cuenta la elección del mismo salmo para el introito (S 24,1-4), el gradual (S 24,3, v 4), el ofertorio (S. 24, 1-3). La Iglesia en su liturgia abre el Adviento con estos versículos y los medita de tal forma, que en un lugar acentúa una palabra, en otro otra, o combina de modo diferente.
El versículo 1 aparece en el introito y en el ofertorio, pero con acentos diferentes. En el introito se destaca el sujeto, a ti elevo mi alma (animam meam, desarrollando aún más esta última palabra). En cambio en el ofertorio, el acento está en a quién se dirige, expresado en la melodía, e incluso se agregando el vocativo Señor: a ti, Señor, elevo mi alma.
Otro análisis merece el gradual, que toma el v. 3 y comienza con todos los que en ti esperan (o a ti esperan). Este universo, todos, es la expresión de la universalidad de la esperanza teologal.
Con esa introducción nos centramos en el Introito, con algunas observaciones.
- A ti. El comenzar todo el año litúrgico con la letra A, es comenzar todo desde Cristo, alfa, comienzo absoluto desde el principio. Esto lo destacan los antifonarios, haciendo una grande y preciosa A.
- Como apuntábamos antes se destaca en el canto la tensión del sujeto (animam meam) y en en ti confío.
- La esperanza del orante, se expresa en distintas acciones: levantar el alma (el Concilio de Trento afirma: que somos levantados a la esperanza por la acción de la gracia s.VI, 6), confiar, esperar a (te exspectant). A su vez, se señala de qué espera ser liberado: de la vergüenza, de la burla, de la confusión del fracaso.
- Lo que el orante expresa de sí en primera persona, lo afirma de todos (universi) los que tienen puesta su esperanza en el Señor, es decir, del cuerpo eclesial, del pueblo de Dios.
- Versículo. Para que se realice esa esperanza que se ha puesto en Dios y a quien se espera, el versículo 4 pide el auxilio del Señor para el camino: muéstrame tus caminos y enséñame tus sendas.
Con esta apretada síntesis de una oración de espera, esperanza, confianza se emprende todo el camino del Adviento hacia Cristo que viene. Es la entrada en el Adviento para que la mente y el corazón sigan la voz cantada, meditada por la Iglesia.
- Análisis del Introito de la I Dominica: