1. El texto es tomado de la carta de San Pablo a los Filipenses Fil 4,4,.5 y Ps.84,2. La primera palabra: Gaudete (alegraos) le da el nombre a este día: Dominica Gaudete. Este Domingo está centrado en la alegría. Permite adelantar flores y el celebrante puede revestirse de rosado, cortando el morado, sin llegar al blanco de la fiesta.
2. El apóstol dirige una serie de imperativos exhortativos: apela a la libertad de los creyentes, de la comunidad, que han de poner la mirada en el centro de la realidad y con su libertad mantener esa mirada, valorar el don- Para la mentalidad actual en que la alegría es efecto de lo sensible, no es tan clara la exhortación: alégrense. Esto supone que la alegría es un acto humano, que depende de la consideración de la realidad y de la libertad, de querer poner el alma en que alegrarse. Aquí no se trata de cualquier alegría, sino en el Señor.
3. La melodía gregoriana comienza muy abajo como llamando desde lo profundo a alegrarse, para ir subiendo, en el Señor hay un descanso , y luego acentúa por los melismas y la altura el semper, siempre. La frase en su expresión musical es envolvente y ascendente: gaude—te—; en el Se—ñor—,siem—–pre. Luego con el mismo texto paulino, refuerza, bajando la melordía.: de nuevo digo, alégrense. En la cuarta frase, a ese énfasis (siempre) corresponde el agudo nihil, por nada estéis solícitos por cosa alguna.
4. El motivo central de esta alegría firme, constante es: el Señor está cerca. Hacia Él tiende todo el Adviento.
5. Esa alegría firme provoca: luna vida modesta, mesurada, que ha de quedar patente ante todos. El cristiano se alegra goza con los dones presentes, pero de forma medida, porque su alegría total y permanente es en el Señor. Hay aquí, pues, toda una educación de la mente, el corazón y las opciones.
6. La alegría permanente en el Señor y la modestia, centra la ansiedad: no estéis solicitados, es decir, no estéis inquietos por cosa alguna, nada os inquiete. Esta enseñanza paulina es eco de las bienaventuranzas, de la alegría de quien busca el reino de Dios y su justicia, su santidad, en pobreza de espíritu (Mt. 5, 3-12). “No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura” (Mt 6, 31-33).
7. El modo de vivir esa confianza, y que nada inquiete es la oración en que las peticiones son conocidas por Dios. 8. El versículo del s.84: Bendijiste Señor a tu tierra, apartaste la cautividad de Jacob. La tierra refiere a la encarnación, toma nuestra naturaleza, nuestra tierra. Baja la bendición de lo alto. Notar que el mismo texto, con un versículo más, es el propio del Ofertorio. El ofertorio es más desarrollado, alargando los melismas de “bendijis—-te, Señor — a tu tierra……”. Toda una contemplación de la bendición de Dios que ha bajado,
Se puede profundizar en: “l’anno litúrgico col canto gregoriano, avvento e natale” 7 https://youtu.be/R3J5kJ4gxTU
—