Introducción. Queremos presentar la celebración de la Missa Solemnis in cantu gregoriano.
En primer lugar no miramos a gustos, a intereses, ni siquiera a valores culturales. Tampoco a disputas intraeclesiásticas, ni al número de los adeptos.
Simplemente ofrecemos lo que la Iglesia es en su plenitud, según Ella lo ha recibido, lo vive, lo entrega, y en el misterio santo en que nos introduce. De aquí que – sin dejar de proponer una invitación abierta a todos – invitamos a dejarse introducir en el don de Dios, llevados por la Esposa del Cordero.
Dios ha querido hacernos partícipe de su propia vida, por medio muy humildes, incluyendo el abajamiento del Hijo de Dios en la carne y la efusión de su Espíritu en la Cabeza, Cristo, y en el su Cuerpo, la Iglesia.
Porque, como dice San Ireneo, la gloria del hombre es Dios. Y, a su vez, el ser humano es el recipiente de toda la obra de Dios, y de su poder y sabiduría (Adv Haer 3,20 ). Y la vida del hombre es ver a Dios (Adv Haer 4,20).
Al mismo tiempo este recibir a Dios, este conocer a Dios, por designio del Padre se va dando en una historia de la salud, en una manifestación paulatina, cuyo centro es la Encarnación del Hijo de Dios. “El Verbo de Dios habitó en
el ser humano (Jn 1,14) y se hizo Hijo del Hombre, a fin de que el hombre se habituase a recibir a Dios
y Dios se habituase a habitar en el hombre, según agradó al Padre”.
Ese adaptarse Dios a estar entre los hombres y adaptar a los hombres a estar con Dios, por Cristo, se realiza en la Santa Iglesia, y particularmente en la Sagrada Liturgia. En ella, tomando la carne de Cristo y su cuerpo, en la Palabra y el Sacramento, en la escucha y la oración, por la suave acción del Espíritu, vamos siendo introducidos en la misma vida de Dios, de la Trinidad Santísima. Se requiere escucha, humildad y paciencia, para no querer forjarnos a Dios según nuestra imagen, sino dejarnos introducir por Cristo, imagen del Padre, en la comunión con la Santa Trinidad en la comunión del ser y vivir de la Iglesia.
Presentacion. El sábado 16 de octubre hemos celebrado la Missa Solemnis in cantu gregoriano. Fue una experiencia extraordinaria, con buen acompañamiento de fieles en la Iglesia de los Vascos y también por los medios, con una magnífica Schola Cantorum, con suficientes ministros para la solemnidad. Ese es el modo pleno como la Iglesia latina celebra los Sagrados Misterios, la Liturgia Solemne con el canto propio del rito romano, que es el canto gregoriano.
Agradecemos a todos los que lo hicieron posible.
Escucha y apreciación. En esta misma página, pueden aprovechar lo que aconteció, aunque ciertamente la Liturgia se vive celebrándola.
En la página web amicus-Sponsi, cliquean en Liturgia y luego en Canto Litúrgico. Allí tienen tres instrumentos:
1) el Ordo Missae, que tienen letra y música de las partes fijas, el Ordinario.
2) el propio – proprium – de la Misa de la Dominica XXIX
3) el enlace para la grabación en YouTube.
Guías y sugerencias para gustar y profundizar.
* Se puede simplemente escuchar la grabación o parte.
* Se puede tener ante los ojos el texto del Ordinario y escucharlo. Así no sólo se va aprendiendo, sino que nos va penetrando, se hace nuestro y nosotros de él.
* En el propio, [dejamos las oraciones y lecturas que están cantadas en castellano; están en el vídeo], hay un camino enorme de profundización. Lo canta la Iglesia por voz de la Schola Cantorum, y nos envuelve para la oración y el canto. Señalo lo siguiente.
+ Son textos de la Palabra de Dios, es pues, una meditación de la Palabra de Dios hecha por la Iglesia en siglos.
+ Las formas musicales varían según el lugar que tienen en la Liturgia de la Misa. Son en estilo pneumático o semiornados o en estilo (o sea tienen un desarrollo musical mediano, las sílabas tienen un conjunto de 2 a 4 notas, promedio): el Introito (que nos introduce en la oración), el Offertorium y la Communio; además éstos suelen tener unos versículos de salmos con estilo sílabico = una nota por sílaba). El ‘ornato’, no es un adorno, sino que nos va metiendo la oración dentro, para que se cumpla lo que dice la Iglesia: que nuestro corazón, nuestra mente, se deje guiar por la Palabra pronunciada, cantada. El Gradual es un canto interleccional. Es como el salmo responsorial [que debe cantarse]. El salmo responsorial [cuando se canta bien] tiene una forma bastante simple, que apoya la letra. En cambio el Gradual toma pocos versículos y los alarga en una profunda meditación y oración. Es en estilo melismático: una sílaba puede tener muchas notas y nos mantiene en la meditación).
También es melismático el Alleluia, que no expresa una alegría mundana (¡estamos contentos!), sino que nos lleva a la alegría del silencio interior, para que en el Evangelio el Verbo de Dios reine en nuestros corazones.
Para simplificar un camino les propongo dos ejercicios (quien quiere, puede hacer otros semejantes)
1) Tomar algo del ordinario (el Kyrie, el Credo -) leerlo y escucharlo simplemente, si se quiere acompañando lo que podamos.
2) Tomar algo del propio. Por ejemplo el Introito. Primero leerlo en latín, leer la traducción, de modo que más o menos nos suenen las palabras latinas y luego escucharlo, si es posible más de una vez. Saborear la oración.
Quien quiere más otro día hace lo mismo con otro pasaje, o se escucha más partes de la Misa.
Que el Espíritu Santo nos infunda su suavidad.
Por último adelanto una invitación.
SÁBADO 27 DE NOVIEMBRE – comienzo del DOMINGO I de ADVIENTO.
en la Iglesia de los Vascos.
19.00: Canto de las I Visperas con lo que se abre todo el año litúrgico.
19.30: Missa Solemnis in cantu gregoriano
NB. Tener en cuenta la importancia de esta celebración con su proprium en este I Domingo de Adviento. Es la Iglesia que tiende hacia Cristo que viene, que se renueva en la esperanza teologal.