Amigos.
Miremos los hechos. Abramos los oídos.
CRISTO RESUCITÓ. Él vive y reine y sale
a nuestro encuentro.
Lo primero que nos anuncia su palabra y
vida, su muerte y resurrección es que DIOS SE INTERESA POR NOSOTROS: Él nos
busca.
Estamos viviendo
en una humanidad que quiere organizarse como si Dios no existiese, como si
Cristo no hubiera muerto en la cruz. En 
una cultura cerrada a la gracia del Resucitado, queremos construir una
felicidad alejándonos de la verdad de la creación, del perdón de Dios y sus
mandamientos y de la vida nueva de hijos de Dios.
            Nos
autoconvencemos en nuestra suficiencia, pensando y obrando como si lo único que
importara fueran nuestros actos.
¡El Viernes
Santo se usa como fecha de partidos de selecciones!
            Ya
no hay lugar para el silencio y para mirar el amor de Cristo crucificado.
Sin embargo de esa misma sinrazón, nos
sigue salvando Jesús desde lo alto de la cruz. ¡Miremos a Jesús crucificado!
            Se
quiere organizar la convivencia social acallando al Maestro de las
Bienaventuranzas, se piensa la felicidad humana en oposición al orden de la
creación, a la ley natural, salteándose los mandamientos de la ley de Dios  y la enseñanza del Padre de las
misericordias.
Esta invención
irracional destruye el sentido del ser humano, de su alma y de su cuerpo. Con
ficciones se opone al matrimonio y a la familia. En lugar de de crecer y
multiplicarse, la opción es negar la 
procreación. Fijémonos que el sistema muestra como gran resultado que
entre nosotros legalmente matamos a más de 9000 criaturas por año, casi un 25
por ciento con respecto a los que nacen.
PERO JESUCRISTO IGUALMENTE
SIGUE INTERCEDIENDO POR NOSOTROS, NOS LLAMA Y SALE A NUESTRO ENCUENTRO.
Como Él lo había anunciado, al tercer
día, el Domingo, resucitó y se apareció a sus discípulos descreídos y sin
esperanza. Ellos fueron transformados por su nueva presencia. CRISTO RESUCITADO
ES LA VERDADERA NOVEDAD DE LA HISTORIA HUMANA. SU PRESENCIA TRANSFORMA AL
HOMBRE.
Su humanidad participa de la
inmortalidad y plenitud de vida propia de Dios. Y Él vive, reina, actúa, salva.
            No
es que nosotros tenemos que empujar a Dios para que se ocupe de nuestras cosas.
No. Es Dios quien nos ama primero y
quien se interesa por nosotros. Se interesa con amor, misericordia y fidelidad.
            DIOS  SE INTERESA POR NOSOTROS Y NOS BUSCA Y NOS
LLAMA. Y no pensemos que lo hace porque esté obligado, porque nosotros se lo
exigimos. No. Dios se interesa por nosotros y nos busca, porque nos quiere.
Está ligado por su amor y misericordia, de modo totalmente libre.
             DIOS SE INTERESA POR NOSOTROS y nos busca con
misericordia.
Cristo
resucitado, vivo, nos interpela. Nos dice: “He aquí que yo estoy a  la puerta y llamo, si alguno me abre, entraré
y cenaré con él y él conmigo” (Apoc. 3,20).
            Dios
en Cristo sale a nuestro encuentro, se interesa por nosotros y nos busca.
La Iglesia nos
trae esta invitación y búsqueda de Dios, por su palabra, ¡Oigamos la
predicación del Evangelio!
Cristo vivo nos
habla por el testimonio de los santos: ¡miremos a Teresa de Calcuta!
Jesús nos da la
vida nueva ya ahora en los sacramentos de la Iglesia: ¡recibamos los
sacramentos!.
            La
Iglesia no intenta crecer en número para ser más grande o fuerte, como algunos
creen. La Iglesia no junta gente para sí misma.
La Iglesia de
Cristo, es el cuerpo en que obra Cristo Resucitado: hace presente que Dios se
interesa por nosotros, que sale a nuestro encuentro y que nos ofrece su misericordia
y una vida nueva, en justicia y santidad verdadera.
            Les
deseo a todos el encuentro con Cristo Resucitado.

FELIZ Y SANTA
PASCUA DE RESURRECCIÓN.