¿Para qué? Para entregarse al culto divino, a la gloria de Dios, en la ofrenda de Cristo y de la Iglesia.
¿cómo? Con el rito solemne, es decir, más pleno de la Iglesia. En los gestos y signos, en el canto gregoriano.
En latín: propio y ordinario de la Misa. En español: lecturas y oraciones.